EL EXTRAÑO CASO DE LAS LAPTOPS DE 100 DOLARES QUE AL FINAL COSTARON MAS DEL DOBLE
Escenario: Palacio de Gobierno. Fecha: 30 de agosto (2007), dos semanas después del terremoto. Conferencia de prensa del presidente de la República.
“Aprovechemos esta situación para darle al Perú una mejor calidad educativa”, dijo Alan García. Estaba anunciando la entrega de unas “laptops de 100 dólares” a los escolares de las áreas devastadas por el sismo.
“Esta es una excelente oportunidad”, aseguró.
El anuncio solo mereció un par de líneas refundidas en un cable de Andina. Es comprensible. Aunque para algunos blogs la compra de las OLPC ya es un escándalo, en la prensa política —siempre reacia a las honduras tecnológicas— solo un reportaje de “La Ventana Indiscreta” consignó hace unos meses las dudas alrededor del tema.
Si usted, lector, utiliza su e-mail a duras penas, no se preocupe, que este asunto –como suele suceder con el ministro José Antonio Chang– tiene poco de tecnológico y mucho de amarre y negocio.
¿DE DÓNDE SALIERON?
La historia empezó súbitamente el 6 de mayo de este año. Un domingo cualquiera, el ministro de Educación, José Antonio Chang — escoltado, ojo aquí, por el ministro de Vivienda, Hernán Garrido Lecca— salió por la puerta principal de Palacio de Gobierno y se acercó a los periodistas allí apostados. En una mano tenía un rectángulo de plástico blanco y verde; en la otra, un papelito.
El rectángulo de plástico era una laptop que, dijo Chang leyen do el papelito, solo costaba 100 dólares, que en muchos países ha sido “uno de los potenciadores de la educación”, y que el gobierno iba a regalar algunas a los niños más pobres del Perú gracias a un convenio con el MIT.
Pero ninguna de las afirmaciones del papelito era verdad.
Al día siguiente, Eduardo Villanueva, profesor de Tecnologías de la Información en la PUCP, desmintió punto por punto:
1. Las XO1- OLPC no cuestan 100 dólares. En mayo, mes del anuncio, se cotizaban a 175 dólares. (Al cierre de este artículo ya costaban 188 dólares y, de hecho, el único país en Latinoamérica que las ha comprado, Uruguay, está pagando 205 dólares; sí, el doble, por cada “laptop de 100 dólares”.)
2. El MIT no tiene nada que ver La promotora del proyecto es la Fundación OLPC (One Laptop Per Child), fundada por el exdirector del Media Lab del MIT, Nicholas Negroponte. Alguien que debería haber sabido esto es Hernán Garrido Lecca, presente durante el anuncio de Chang y egresado del MIT.
3. No ha sido probada en ningún lugar del mundo. No existe ningún estudio técnico sobre sus beneficios o su impacto real en la optimización de la educación de los niños. (De hecho, en Nueva York los colegios están prohibiendo a sus alumnos que lleven sus laptops, porque las han relacionado con el descenso de su nivel educativo.)
Todo esto sin contar, por supuesto, que la compra de estas laptops no había sido prevista ni en el Plan de Gobierno del APRA ni fue discutida en el Consejo Nacional de Educación ni nada. De pronto, sin ningún tipo de estudio previo, el 6 de mayo se anunció su compra a dedo.
Los cuestionamientos fueron suficientes como para que en “La Ventana…” se tomara la decisión de indagar al respecto. Intentamos durante casi una semana obtener en vano alguna respuesta del ministerio. Hasta que nos convocaron, por fin, a una conferencia de prensa.
Pero en la conferencia de prensa no hubo ni rastro de funcionarios del Ministerio de Educación. Y aquí es cuando la trama se pone interesante.
LOS INDEPENDIENTES DE LA UNIVERSIDAD DE SAN MARTÍN
El encargado de explicar la compra de las XO fue Max Ugaz, presidente del Consejo Privado para la Agenda Digital (CPAD). Ugaz explicó detalladamente que habían revisado las laptops y que le iban a decir al ministro que, en su opinión independiente, se trataba de una maravilla tecnológica.
Lo que Max Ugaz no dijo es que no sería la primera vez que conversaría con el ministro Chang. De hecho, Max Ugaz trabaja con Chang. Ugaz es director de CORVUS, el Centro Internacional de la Organización Digital de la Universidad de San Martín de Porres, de la que Chang aún es rector.
Quizá por eso Ugaz fue tan diligente. El Consejo Privado para la Agenda Digital dio su visto bueno apenas 24 horas después de recibir las XO. O, mejor dicho, unos prototipos de las XO1, porque cuando ocurrió la conferencia, en mayo, todavía no existía el modelo final de las laptops cuya compra el CPAD recomendó tan efusivamente al Estado peruano.
El reportaje fue publicado, pero al ministerio no se le movió un solo chip. A nadie le pareció importante dar explicaciones o deslindar posibles conflictos de intereses. Y dos semanas después, más de lo mismo. El ministro Chang organizó una “demostración” para las secciones políticas de algunos diarios en el colegio nacional Romeo Luna Victoria de San Borja. Según la nota de prensa, acudió Max Ugaz como parte del “colectivo que evalúa [la] iniciativa, a quienes el Ministerio de Educación solicitó su opinión técnica sobre estas laptops”.
Pero Ugaz no estuvo solo. Lo acompañó el director de Operaciones de Instituto Linux Profesional para Perú, Ecuador y Bolivia, Hernán Pachas Magallanes. Pachas —igual que Ugaz, el otro técnico independiente— también trabaja en la universidad del ministro Chang: pertenece al Laboratorio de e-business de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la USMP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario